La paleta de colores huye de los tonos excesivos, decantándose por aquellos más sobrios o apagados como el rosa palo, el nude o el negro para algunos conjuntos. El contraste viene de la mano de los tejidos, no de los colores como en anteriores colecciones, ya que se juega con el brillo y el mate, como en las fotos.
Destacan los conjuntos que combinan las faldas de tubo o trapecio o los pantalones pitillo con chaquetas entalladas ajustadas a la cintura.
Para la noche, aparecen las grandes creaciones de Dior con vestidos de falda de tul plisado con cuerpos muy entallados que a veces se decoran con pedrería siendo las faldas asimétricas y semitransparentes que dejan a la vista las piernas de las modelos.
Algunos de estos diseños cuentan con estampados que recuerdan al estilo hindú y en cuanto a los complementos destacan los sombreros de punto de aire de los años 30 con collares de cuerda metálica con grandes piedras de cristal.
En resumen un discreto pero muy certero estreno para la firma francesa, que continua siendo referente para la moda internacional.
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